martes, 19 de abril de 2011

Si algo tengo seguro, es que nunca estamos seguros del todo de nada. Y yo la primera. Nunca he necesitado atención constante, ni besos a todas horas, preguntar si estoy bien cuando estoy mal, llamadas a la hora que sea, un solo aviso para recordar que continúa vivo.. nada. Y sigo sin necesitarlo.Pero cabe la posibilidad de que me hayas hecho un boquete en la enorme coraza de hierro cerrada al vacio y a prueba de metralletas; no me mola eso que dicen de dolor de corazón, mal de amor, agujero en el pecho... etc. No suena bien, y quiero que permanezca asi.Sin embargo, ultimamente me voy a la cama con esa sonrisa estupida, sintoma que muestran todos los corazones reventados a ostias antes del golpe. Y no me gusta nada ponerme a pensar en esta dependencia que me estás causando. Da miedo. Es como una droga, el lujo de hablar por hablar, aunque no nos interese una mierda lo que dice el otro. Y respirar tu olor..



Repito, da miedo.









jueves, 14 de abril de 2011

Un paseo por las estrellas.

Durante toda nuestra vida la mayoría de las personas estamos esperando a que llegue la situación ideal,el momento que nos cambie;sin pararnos a pensar que si  no nos movemos el cosmos tampoco lo hará por nosotros.No es reprochable el no atreverse a buscar nuestra estrella entre todas las luces del espacio...no todos somos tan valientes,no todos somos iguales.Pero es cuestión de suerte,o del destino; aún no lo tengo claro. Quizás la suerte simplemente sea parte del destino,un mecanismo que trace los giros a la vuelta de la esquina para que de pronto te tropieces con el chico de tu vida; o encuentres ese libro que te marque para siempre. 

martes, 5 de abril de 2011

Me desperté oliendo a ti

Por ti sería capaz de tirarme del rascacielos más alto si me dices que tú te tiras conmigo. Sería capaz de estudiar la carrera de matemáticas si me prometes que serás mi profesor particular. No dudaría en irme a la otra punta del mundo si me dices que vamos a ver el amanecer juntos después de una noche loca. Me retorcería en el barro si luego vinieras vestido con toda tu caballerosidad para pedirme que te la quitara a mordiscos. Y estas gilipolleces no son por estar enamorada, son porque tu sonrisa cachonda me provoca de todo menos sensatez.